Una vez fui feliz, no fue hace mucho, aun recuerdo la sonrisa en mi rostro y la paz en mi corazón. La felicidad es efímera, o por lo menos lo es para mi. Que ironía, la niña que siempre soñó con finales felices nunca consiguió aquello que tanto anheló.
Yo se que no fue hace mucho, como ya dije, aun lo recuerdo pero por alguna razón en mi corazón pareciera como si hubieran pasado siglos.
Que asombroso como avanza el dolor por tu cuerpo, empezando por un dolor en el pecho como si una daga atravesara la piel y se incrustara en la caja torácica y desde allí se empieza a dispersar como las raíces de un árbol. Después de que se recibe el impacto todo cambia sentís como tu cuerpo pesa, tus músculos intactos sin poderse mover, tus ojos llenos de lagrimas que caen por las mejillas una tras otra sin parar. Será por todo este proceso tan complejo, que pareciera ser interminable, que el corazón siente la felicidad con un mero recuerdo de lo que alguna vez fué. Pero todavía no ha llegado la peor parte, todo termina, todo vuelve a su lugar, la daga se va, el cuerpo se acomoda, los músculos se mueven, las mejillas se secan, las lagrimas solo se evaporan, pero por desgracia las raíces de dolor quedaran incrustadas en el corazón.
Nadie sabe por cuanto, pero todos añoramos que por poco.
En el fondo buscamos revivir esos momentos en los que fuimos felices, dejando de sentirlo como un mero recuerdo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario